lunes, 6 de enero de 2014

Anne Nemirovski

Anne Nemirovski.

Siempre había sentido que había algo raro en ella. Algo que no cuadraba. Algo roto.
Aún seguía sin saber qué era exactamente.
Se enciende un pitillo. Uno de tantos otros. Antes no fumaba. Tampoco bebía demasiado. Antes. Antes todo era diferente. Ella era diferente. Antes.
No sabría decir cuando empezó el cambio. Simplemente sabía que ahora  estaba así.

Su pelo rubio cada vez era más rubio y sus labios rojos cada vez más rojos.

Mira a través de la ventana. 
Fuera llueve. Sentada enfrente de la ventana de su cafetería favorita tiene la vista perdida. 
Se imagina que de repente aparece él.
 Sus ojos profundos mirándola a través del cristal, y entonces ella se levanta de un salto, volcando su café sobre la mesa. Sale corriendo por la puerta y se funden en un abrazo bajo las gotas de agua.

Un escalofrío le sube por la espalda. Eso tan repulsivamente cursi jamás le ocurriría a ella. 
Sacude la cabeza. 
Qué asco.
Ella no era de ese tipo de chicas. Ni siquiera le gustaban las flores. Bueno salvo los girasoles. 
Además él no era ese tipo de chicos. 
Lo único que él consiguió fue romperla después de haberla medio arreglado con un celo mal pegado. 

Se pierde mirando entre la gente. Con los ojos cubiertos por una fina capa de indiferencia y vacío.

¿Qué es lo que le quedaba?





                                                                                Anna Walsh

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