Anne Nemirovski.
Siempre había sentido que había algo raro en
ella. Algo que no cuadraba. Algo roto.
Aún seguía sin saber qué era exactamente.
Se enciende un pitillo. Uno de tantos otros.
Antes no fumaba. Tampoco bebía demasiado. Antes. Antes todo era diferente. Ella
era diferente. Antes.
No sabría decir cuando empezó el cambio.
Simplemente sabía que ahora estaba así.
Su pelo rubio cada
vez era más rubio y sus labios rojos cada vez más rojos.
Mira a través de la ventana.
Fuera llueve.
Sentada enfrente de la ventana de su cafetería favorita tiene la vista perdida.
Se imagina que de repente aparece él.
Sus ojos profundos mirándola a través del
cristal, y entonces ella se levanta de un salto, volcando su café sobre la
mesa. Sale corriendo por la puerta y se funden en un abrazo bajo las gotas de
agua.
Un escalofrío le sube por la espalda. Eso tan
repulsivamente cursi jamás le ocurriría a ella.
Sacude la cabeza.
Qué asco.
Ella no era de ese tipo de chicas. Ni siquiera le gustaban las flores. Bueno salvo los girasoles.
Además él no era ese tipo de chicos.
Lo único que él consiguió fue romperla después de haberla medio arreglado con un celo mal pegado.
Se pierde mirando entre la gente. Con los ojos cubiertos por una fina capa de indiferencia y vacío.
¿Qué es lo que le quedaba?
Anna Walsh
No hay comentarios:
Publicar un comentario